Evidentemente a nadie escapa lo mucho que se escribe sobre la paz en el mundo. Yo creo que tanto, como se incumple ese precepto tan importante para las relaciones humanas: la convivencia.
¿Qué es la paz y cuál es su importancia en la historia?
Cuando hablamos de paz no sólo puede significar la ausencia de guerra, sino que más bien supone conseguir un entorno que elimine cualquier forma de violencia entre las personas. Por eso, hablar de paz es hablar de armonía de las diferencias y poder ser lo más tolerante posible con los demás, algo que nos lleve a mejores relaciones de convivencia y porqué no, calidad de vida: los elementos más importantes de un estado de bienestar en las personas y la sociedad.
Son muchos los autores y pensadores que nos han reflejado la paz en sus frases más célebres. Como ejemplo podemos citar las siguientes:
Kant – filósofo alemán, decía: “La paz no es un estado natural en el que los hombres viven unidos. El estado natural es más bien el de la guerra, uno en el que, si bien las hostilidades no se han declarado, existe un riesgo constante de que estallen. No alcanza con evitar el inicio de las hostilidades para asegurar la paz. Por esto, la paz es algo que debe ser implantado”.
Buda, sabio en cuyas enseñanzas se fundó el budismo, decía “Más que mil palabras inútiles, vale una sola que otorgue paz”.
Por otro lado, el sociólogo noruego del que muchos mediadores hemos aprendido, Johan Galtung, creía en lo que él llamaba “La ‘paz positiva’, que suponía la generación de una relación armoniosa y se centraba en que ella se consigue cuando dos o más entidades en conflicto emprenden proyectos juntos y los beneficios que genera ese proyecto son repartidos equitativamente. No iguales matemáticamente, pero es importante que no haya desigualdades flagrantes entre las partes”.
Un referente para la paz, el abogado y político indio Gandhi nos dejaba frases como esta: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Que gran verdad cuando los mediadores cuando intentamos que exista paz ante un conflicto, lo único que podemos garantizar es andar el camino del proceso, no así el resultado al que lleguemos porque ello solo depende de la verdadera actitud de los mediados.
El activista estadounidense de color Martin Luther King, también se refería a la paz cuando la mencionaba al decir: “La paz no es solo una meta distante que buscamos, sino un medio por el cual llegamos a esa meta”.
Nelson Mandela, quien fue abogado y presidente de Sudáfrica t encarcelado durante muchos años, se refería a la paz al decir que “La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podemos prosperar”. Nuevamente se refería como tantos otros a la tolerancia, tan necesaria en nuestros días.
Por último, en estas citas, lapidarias, de las que tanto aprendemos, me referiré a la Madre Teresa de Calcuta, una monja india que trabajó en pos de la paz, sobre todo de los más necesitados y que decía, “La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias”.
El día de la paz en nuestra sociedad
Pues bien, con estas y otras muchas referencias importantes, desde hace muchos años se viene celebrando el día de la paz en el mundo según determinadas circunstancias y que hacen visibilizar la importancia de mantenerla y ejercerla.
Hay dos fechas claves: el 30 de Enero y el 21 de Septiembre, a la que yo uniría el 21 de enero.
El 30 de enero se celebra desde 1964 el Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENYP). La fecha es un homenaje a Mahatma Gandhi, líder pacifista que defendió y promovió la no violencia y la resistencia pacífica, que fue asesinado el 30 de enero de 1948 y como consecuencia, nuestros colegios e institutos se llenan de referencias y actividades para promover la paz en las aulas.
Por otro lado el 21 de septiembre celebramos el Día Internacional de la Paz para fortalecer los ideales de paz a través de la observación de 24 horas de no violencia y alto el fuego. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Internacional de la Paz en 1981, para conseguir que todos los países fuéramos conscientes, de que esta defensa de la paz mundial es lo que nos une.
Y por último os proponía que tuviéramos en mente también el 21 de enero, pero ¿porqué? Pues porque este es el día internacional de la Mediación, en celebración a la fecha en la que se aprobó la Recomendación Europea sobre la Mediación Familiar, el 21 de enero de 1998. Desde entonces los mediadores españoles y europeos, celebramos ese día para dar visibilidad a este método complementario, que apuesta por la paz y la armonía de las diferencias.
También me gustaría aprovechar este post para completar la información al lector y que tuviera todas las referencias útiles sobre el día de la paz en la historia.
Si buscamos quién fue el creador del símbolo de la paz, ese que parece una “Y” griega invertida rodeada por un círculo, que se lleva a conocer como el símbolo de la paz, fue diseñado en 1958 por el artista británico Gerald Holtom. Y lo mismo podemos decir del “color de la paz”. Todos sabemos cuál es: el blanco. Y ¿porqué?, quizás porque representa la ausencia del color, que tiñe cualquier actividad y que muestra la irascibilidad de las personas.
Y ni que decir tiene del animal que representa la paz: la paloma. La paloma de la paz es un símbolo muy antiguo. Aparece en el libro del Génesis y representa la paz y la reconciliación tras el diluvio universal. Gracias a ello se acogió como la representatividad del final del problema.
Pero la paz, queridos amigos, es IMPERFECTA, ya que no existe cierta paz sin la armonía de las diferencias; no existe eliminación sino convivencia tras el conflicto, esa es mi experiencia desde la mediación.
Son muchas las profesiones que trabajan en post de la paz y entre ella la mía, la mediación profesional. En un proceso de gestión de conflictos como el nuestro, no existe otro objetivo que buscar la paz, intentando conseguir una sana relación donde las partes lleguen a decir: “te entiendo aunque no lo comparto”, esa frase contiene intrínseca las dos verdades para encontrar la paz y el equilibrio, empatía y asertividad. Ello solo se consigue en mediación, si con nuestro trabajo conseguimos devolverles a las partes su capacidad para generar esa paz.
Tips para resolver un conflicto desde la mediación
Muchos mediadores cuando hablan de métodos para alcanzar acuerdos o entendimiento entre las partes enfrentadas, nos hablan de la utilidad del llamado “circulo de paz”. Todos sabemos que paz y mediación son dos conceptos que se dan la mano, para transitar por las cenizas de un conflicto, pero ¿en que consiste este método y que utilidad tiene para nuestra profesión?
Su fundamento es sencillo, y se utiliza cada vez más en nuestra aulas: se trata de realizar encuentros donde consigamos, respuestas ágiles, rápida y sencillas, que nos lleven a compaginar nuestra muestra de empatía con los demás y nuestra asertividad, por exigir lo que creemos es viable. Con ello conseguimos “restaurar” las heridas entre los enfrentados y sobre todo, en presencia de aquellos que indirectamente han vivido el problema. No olvidemos que el objetivo principal de los círculos es mejorar las relaciones interpersonales, facilitando el trabajo grupal.
Así, mediante el Círculo de Paz, podemos solucionar sus diferencias y buscar la paz social, ya que promueven el interés de los participantes en él y tiene muchas ventajas, por la experiencia que tengo como mediador:
– No hay discriminación de ningún tipo, cualquier tipo de personas se puede unir
– Fomentan valores como el respeto, la tolerancia y la inclusión
– Ayuda a las personas a reflexionar y a dialogar con calma
– Enseña el valor de escuchar
– Crean un espacio seguro para que todos se puedan expresar sin ser juzgados
– Mejora la comunicación y la relación entre los participantes
Os animo a que conozcáis la aplicación de estos “círculos” y os muestro lo que para mi son las principales claves para buscar la paz a través de la mediación
- Canaliza las actitudes de cada parte, ya que pueden ser tres simplemente: positiva (la ideal para trabajar en el proceso), negativa (donde te dejas arrastrar por la preocupación, el miedo y la desilusión y piensas que no podrás mediar) y la neutral (que te permitirá observar el problema desde distintas perspectivas, tomar distancia, evitar juicios y búsqueda de respuestas automáticas)
- Cambia la óptica de los asuntos. Verlo desde otra perspectiva, depende, exclusivamente de ti, para ellos y para ti.
- Consigue que puedan expresar las emociones. No es bueno acumularlas o reprimirlas, eso hace que el equilibrio se resquebraje y por tanto, se anule el poder de decisión
- Y por último se catalizador, pregunta aquello que crees es oportuno, profundiza, analiza, valora, mueve fichas. Piensa y activa vía de solución que, aunque acuerden ellos, tu eres también promotor.
Y por supuesto, ni que decir tiene, escucha, identifica, gestiona… pero eso ya lo sabes.
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