Aunque en España la mediación familiar todavía no es la opción más utilizada por los ciudadanos, los datos revelan que el 80% de las personas que acuden voluntariamente a un proceso de mediación logran finalmente un acuerdo (frente al 20% restante que acaba resolviendo el conflicto por la vía judicial ordinaria).
Todavía existe un “desconocimiento generalizado” acerca de la mediación, según las palabras de Julia Pérez, directora de la Unión de Asociaciones Familiares (Unaf). La mayoría de personas que acuden a mediación lo hacen por el boca a boca, al conocer otras parejas que lo han utilizado y les ha funcionado.
Los casos de mediación familiar relativos a la pareja pueden ser por situaciones de separación, divorcio o custodia de hijos, entre otros. Son las propias partes quienes aceptan la intervención de una tercera persona imparcial, el mediador, con el objetivo de alcanzar acuerdos satisfactorios para ambos que les permitan reorganizar su relación. Un proceso de mediación tiene aproximadamente una duración de entre cinco y doce sesiones, de 1 hora cada una.
Si las partes acuden de forma voluntaria a la mediación, el éxito será mucho mayor ya que hay interés mutuo por solucionar el problema. Sin embargo, en los casos derivados por jueces, las partes se encuentran más encorsetadas en su propia postura y es más complicado llegar a un acuerdo.
La validez del acuerdo de mediación puede materializarse ante notario, lo cual significa que, en caso de incumplimiento, existe la opción de acudir a los juzgados para exigir el cumplimiento de dicha resolución (considerada como una sentencia judicial).
De las parejas que se someten a un proceso de mediación familiar, el perfil mayoritario que se encuentra es el de padres de entre 40 y 49 años, con una media de 10 años de convivencia y con dos hijos, según afirman desde la Unaf.
Los beneficios de la mediación familiar
Los efectos positivos de la mediación en el ámbito familiar y en los conflictos de pareja son contundentes: es un proceso mucho más rápido y económico que interponer una demanda y acudir a los tribunales. Además, en la mediación tiene mayor protagonismo el factor psicológico y emocional de las partes implicadas, quienes deben practicar la empatía y la escucha activa para tratar de alcanzar una solución que satisfaga a ambos (y a los hijos y al resto de la familia).
Para que la mediación siga creciendo y funcionando, es necesario promoverla desde todas las esferas y ámbitos, para informar a todos los ciudadanos y que ellos mismos, desde el propio conocimiento sobre las distintas alternativas existentes, puedan escoger y demandar el servicio de mediación para los conflictos de pareja.
Es posible someterse a un procedimiento de mediación de las siguientes formas: acudiendo a los servicios sociales de los ayuntamientos de toda España, mediante los Centros de Apoyo a la Familia de cada comunidad autónoma o bien por derivación de un juez.