¿Qué pasa si no llegamos a ningún acuerdo a pesar de usar todas las herramientas de la mediación? Lidiar con el «no»

Siempre decimos que las situaciones extremas son más comunes en nuestras cabezas que en la realidad de cada expediente en mediación si bien es cierto, que en no pocos momentos de mediaciones profesionales nos damos de bruces con situaciones límites. El «no» pudiera ser uno de ellos pero quizás sería interesante estudiar que elementos tiene que tener para ser limitante en la continuidad de la mediación. Una de las primeras características de ese no es la falta de argumentación, es decir, un no argumentado permite seguir trabajando en mediación pues contemplará los elementos básicos que sostienen la posición de parte.

El problema lo vamos a encontrar cuando esa negativa no venga acompañado de esos argumentos pues será el mediador quién tenga que tomar decisiones profesionales cara al desarrollo del proceso; estas decisiones estarán legitimadas por su condición dentro del proceso y por tanto serán atendidas por las partes. No obstante, esta situación debiera ser trabajada por el mediador o su equipo antes de dar por finalizado el proceso.

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La pregunta que nos hacemos es cómo lidiar con el no, como abordar una situación que a priori parece definitiva; pues el mediador tendrá que explorar nuevos espacios de trabajo para poder dedicar tiempo y esfuerzo a una posición cerrada de una de las partes. Para ello, algunas buenas ideas que os podemos aportar hacen referencia tanto al proceso como a la técnica, podríamos empezar por el proceso.

¿En qué afecta un no al proceso? Habrá que valorar la opción de reconducir al proceso a otro tipo de reuniones, quizás individuales, o valorar la entrada de un asesor que pueda aportar nueva información para la toma de decisiones pues el objetivo real para el mediador es trabajar los elementos que sostienen esa posición infundada. La realización de caucus pudiera ser la herramienta de acción más inmediata y en mi juicio, más efectiva pero no debe ser la única como indica en líneas anteriores.

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Como última parte de esta reflexión y no menos importante, es entender que la mediación tiene como objetivo principal la realización de sesiones de trabajo y como consecuencia el nacimiento de acuerdos por lo que no necesariamente tenemos que llegar a acuerdos en mediación pues es un efecto del trabajo realizado. La aparición de una posición cerrada negativa puede suponer que el mediador tenga que concluir el proceso pero ello no es óbice para que puedan recogerse acuerdos parciales y dejar al margen las cuestiones que hayan suscitado esa posición cerrada.

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