Dinámicas de autocontrol y gestión de emociones. Diferentes técnicas.

Dinámicas de autocontrol y gestión de emociones. Diferentes técnicas.

En ocasiones, cuando nos sentimos sobrepasados por nuestras emociones, éstas nos dominan y nos hacen actuar de una forma distinta a como lo haríamos en el caso de estar serenos, perdiendo en ocasiones el control de las mismas. ¿Quién no conoce a alguien que se sabe controlar y se comporta de manera correcta, incluso cuando la emoción está en su punto más elevado? Ahí está, esa persona tiene un magnífico autocontrol emocional.

¿Qué es el autocontrol?

Sencillamente podríamos describir el autocontrol como la capacidad que poseemos para no perder el control en situaciones de malestar, malentendido o tensión.

¿Y el autocontrol emocional?

El autocontrol emocional es la capacidad de gestionar las emociones que sentimos para que no se adueñen de nosotros y, por consiguiente, de nuestro comportamiento. Consiste en gestionar nuestros sentimientos y comportamientos para controlar tanto las emociones positivas como las negativas y así poder expresarlas de manera adecuada

Generalmente se suele pensar que las emociones son impulsos innatos y por lo tanto incontrolables. Sin embargo, una de las áreas de la inteligencia emocional es precisamente el autocontrol emocional, es decir que se puede trabajar y por lo tanto controlar la expresión adecuada de las emociones.

Como sabéis la adolescencia es una etapa constante de cambios. Las inseguridades, las nuevas experiencias, la gestión de emociones y el autocontrol suponen un desafío constante para el adolescente y su familia.

Así, el autocontrol de los adolescentes es un comportamiento que puede aprenderse. Se ha demostrado que el autocontrol es un indicador del éxito académico mayor que el coeficiente intelectual de un estudiante. Las investigaciones demuestran que los estudiantes que practican el autocontrol obtienen mejores resultados en la escuela en general y son más felices.

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Pero, ¿qué beneficios tiene el autocontrol emocional? 

La persona que posee un alto autocontrol es capaz de dominar sus pensamientos y su forma de actuar, lo que puede ser beneficioso en multitud de situaciones.

  • Permite afrontar situaciones difíciles.
  • Ayuda a mantener la calma y tener una mayor claridad de pensamiento.
  • Beneficia la relación con los demás.
  • Permite controlar el estrés cuando estamos bajo presión
  • Ayuda a tomar mejores decisiones.
  • Aumenta la autoestima.
  • Mejora el bienestar emocional.

Debes saber que el autocontrol puede mejorarse.

Para ello, es imprescindible:

  1. Conocer las emociones. No podemos controlar algo que no conocemos, por lo tanto, el primer paso para tener autocontrol emocional es conocer las emociones y cómo se manifiestan en nosotros. Las emociones básicas se llaman así precisamente porque son universales. En general son fáciles de reconocer y comunes en las distintas culturas. Pero es posible que cada persona las experimente de una manera única percibiendo unas señales o unas sensaciones particulares a cada individuo.
  2.  Sé consciente y define lo que quieres controlar. Es primordial que seas consciente de lo que quieres controlar y que sepas qué es lo que quieres cambiar.
  3. Sé emocionalmente inteligente. El autocontrol o autorregulación de las emociones es una de las aptitudes que dominan las personas emocionalmente inteligentes. Aprender y adquirir habilidades de inteligencia emocional como el autoconocimiento o la empatía te convierte en una persona con mayor autocontrol.
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Las técnicas más empleadas para el autocontrol emocional son las siguientes:

1. Técnicas de relajación

Las emociones activan nuestro organismo. Por eso la relajación es una técnica muy utilizada en el autocontrol emocional. La relajación muscular progresiva puede resultar muy efectiva si existe un entrenamiento previo que permita realizarla en pocos segundos. 

2. Autoinstrucciones

Las autoinstrucciones son afirmaciones positivas que utilizamos para guiarnos cuando nos enfrentamos a una situación difícil. La técnica requiere confeccionar una lista propia de afirmaciones antes de enfrentarte a la situación problemática. Deben redactarse siempre en positivo, ser realizables y no demasiado largas.

3. Empatía

En esta ocasión utilizaremos la empatía para ver la situación desde la perspectiva de la persona a la que asociamos la emoción. La técnica consiste, como su nombre indica en ponerse en el lugar de la otra persona.

4. Parada del pensamiento

Esta técnica consiste en detener los pensamientos que están causando la emoción justo cuando notamos que empieza a aparecer. Podemos utilizar la palabra “stop”, “para”, “basta”, u otra similar.

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