En los últimos años, el uso de Internet por parte de los más jóvenes se ha generalizado y ha disminuido significativamente la edad media en la que tienen su primer dispositivo móvil.
Este fenómeno ha provocado que los menores tengan un mayor acceso a contenidos poco adecuados para su edad, tales como la pornografía. En un informe publicado por Save The Children, se sitúa en torno a los 8 años la edad media en la que los menores empiezan a consumir este tipo de contenidos y 6 de cada 10 menores declaran haber accedido a contenidos pornográficos de algún tipo.
Existen algunas diferencias significativas si atendemos al sexo, un 87% de los niños afirma haber visto porno y hacerlo casi a diario frente al 39% de las niñas, quienes lo hacen una vez a la semana o al mes.
Los expertos del Consejo Audivisual de Andalucía (CAA) advierten de que la pornografía se ha convertido en el medio principal de educación sexual para muchos niños y jóvenes.
Pero, ¿qué consecuencias tiene para los menores el consumo habitual de pornografía a edad temprana?
- El consumo de pornografía incita a comportamientos violentos, a ejercer la violencia y, además, a normalizarla. La pornografía tiende a la banalización de ciertas conductas violentas y del consentimiento.
- Normaliza muchas prácticas sexuales de riesgo. Los menores tienden a reproducir las conductas y a normalizar las conductas que se ponen en práctica en los videos de contenido pornográfico.
- Fomenta los estereotipos de género y las relaciones de desigualdad. Exponerse a la pornografía afecta a los menores tanto en su forma de comportarse y relacionarse con los demás como en su forma de pensar. La pornografía está relacionada con las conductas que reproducen estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones ente chicas y chicos.
- Provoca adicción. Según el ranking de la Plataforma Ayuda al Menor, la pornografía se encuentra entre las mayores adicciones de los menores españoles, junto a las apuestas y los videojuegos.
¿Qué podemos hacer los profesionales de la educación ante todo esto?
Desde nuestro rol, debemos fomentar una mayor educación sexual en los niños y los adolescentes, así como formar a los padres para prevenir y establecer límites en la utilización de los dispositivos móviles, limitando así el acceso a la pornografía por parte de los menores.
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