Gran parte del éxito de la labor de la persona mediadora consiste en ofrecer, a cada persona implicada en un conflicto, un proceso personalizado.
Aunque dos casos parezcan iguales no lo son, ya que sus protagonistas son otros, sus circunstancias son distintas y sus objetivos son diferentes. Por este motivo, se suele realizar una breve encuesta inicial a cada cliente, antes de iniciar el proceso, en la que se reflejen las necesidades que tienen o qué esperan conseguir con el proceso. De esta forma discriminamos si sus expectativas son acordes a lo que les podemos ofrecer o si tenemos que derivar el caso.
Encuesta de mediación
Esta misma encuesta sondea el conocimiento previo que poseen sobre mediación, conflictos y relaciones interpersonales. Además de indicar la vía por la que ha llegado el caso a nuestro servicio de mediación.
La importancia de esta encuesta inicial toma forma cuando se analizan las respuestas de cada cliente.
- Las personas que llegan a mediación, en muchas ocasiones han dado un salto de fe, confiando en algo de lo que le han hablado o han oído hablar pero que desconocen. Nadie a su alrededor ha usado este tipo de servicios, de modo que no saben de su eficacia, no están familiarizados con el sistema de trabajo, no son conscientes del compromiso que se debe adquirir y ni siquiera conocen la utilidad que tiene la mediación.
Con este panorama, lo primero que nos toca es desmontar todas las ideas erróneas que acompañan a cada cliente e informarles de forma correcta y clara.
- La percepción de la sociedad sobre la mediación sigue estando muy alejada de la realidad, ya que la mayoría de respuestas dadas apuntan a un mayor conocimiento de la existencia de la mediación, sin embargo, no conocen en profundidad lo que supone la mediación o la labor que realizan las personas mediadoras.
- Generalmente dicen haber sido derivados de algún recurso público o acudir a este servicio como última opción, algo que decepciona bastante ya que hace que vengan bastante desanimados. Desconocen el papel de la persona mediadora a lo largo del proceso, que en esta línea empieza por motivar para propiciar cambios positivos y hacer que confíen en un sistema que inicialmente les es ajeno, pero que con el paso de las sesiones conseguirán hacer suyo.
Parte de la labor de la persona mediadora es tener presencia en todas las capas de la sociedad, en el tejido asociativo, en las entidades sociales, centros educativos, etc., con el fin de tener visibilidad, para que cuando una persona entre en conflicto recuerde que existe la mediación.
Esto impulsaría el conocimiento de la ciudadanía sobre los servicios de mediación, cómo localizarlos, qué tipo de conflictos pueden trabajar allí, qué va a hacer la persona mediadora, qué deben hacer ellos, cómo va a funcionar el proceso, qué ocurre una vez cerrada la mediación, y una larga lista de aspectos que aún desconoce la población en general.