Cómo la imparcialidad del mediador es crucial para garantizar un proceso justo y equitativo para todas las partes involucradas.
Sabemos que uno de los pilares básicos sobre los que se debe construir el proceso de mediación es la imparcialidad del profesional, pero deberíamos hacer un análisis pormenorizado para concluir en que aspectos del trabajo mediador juega un papel importante este principio. Con carácter previo, ¿es posible que la imparcialidad del mediador estuviera afectada incluso antes de empezar a trabajar con el caso? Este aspecto es relevante pues el mediador debe evaluar su situación personal respecto al caso que vaya a trabajar pues, en determinadas ocasiones, su experiencia personal puede obstaculizar la tarea, la estrategia o las herramientas de las que tenga que valerse para llevar a cabo la gestión del conflicto.
Dicho lo anterior, la imparcialidad jugará un papel protagonista en tres escenarios importantes: proceso, procedimiento y profesional. Así, en primer término, el proceso tiene que sustentarse en la imparcialidad pues alberga el modelo de reuniones, la utilización del tiempo en las intervenciones o la jerarquización de los temas a tratar. Estas tareas que están vinculadas al proceso deben estar auspiciadas por un modelo imparcial en el que el mediador profesional debe ser de lo más pulcro en el despliegue de sus obligaciones.
Poca discusión tendremos si analizamos el papel de la imparcialidad en lo referente al procedimiento que debe ser respetado y tener un proceso de evolución de lo más equitativo y transparente. Sirva como ejemplo, que la consecución del acuerdo en mediación debe ser resultado indiscutible de un procedimiento en el que cada una de las fases se hayan desarrollado de un modo equitativo para las partes, es decir, no puede adelantarse el nacimiento del acuerdo en mediación si no se han analizado las historias de las partes o definido las posiciones de las partes. Incluso podríamos hablar de la necesidad de asegurar la imparcialidad en momentos futuros de revisión de los acuerdos en mediación.
Dicho lo anterior, en mi modesta opinión, la puesta en práctica del trabajo imparcial del mediador requiere de mucha pericia y acierto pues puede producirse un error en décimas de segundo (la comunicación verbal puede jugar una mala pasada). Este sería el último de los escenarios en los que la imparcialidad jugará un papel muy importante, el profesional. El mediador debe caminar en la búsqueda continua de la imparcialidad y debe ser muy exigente con las tareas y decisiones que tome, siendo consciente de que puede producirse en cualquier momento una vulneración de esta imparcialidad.
A modo de conclusión puedo afirmar que es imposible un modelo imparcial en el que el mediador pueda desarrollar su tarea pues cada una de sus actuaciones están teñidas de su sello personal; ahora bien, en lo que respecta a proceso y procedimiento el mediador debe estar convencido del modo en que debe desarrollar su trabajo para que siempre sea garantía de su actividad profesional y con ello, garantizar el desarrollo de su papel como gestor de conflictos imparcial.
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