Si bien es cierto que hay instrumentos y herramientas legales para resolver la problemática que se plantea en las relaciones paterno-materno-filiales, éstos no son suficientes en los procesos de ruptura altamente conflictiva en los que los menores están inmersos.
Es en estos casos en los que es adecuada y necesaria la Coordinación de Parentalidad, una intervención temporal y especializada qué a diferencia de otras en estos casos, vela por el interés superior de los menores de manera eficaz.
El perfil del/a Coordinador/a de Parentalidad
Se trata de un perfil multidisciplinar, un profesional altamente cualificado y especializado con amplios conocimientos en psicología infanto-juvenil, mediación, derecho de familia, técnicas de resolución de conflictos y formación específica en Coordinación de Parentalidad, entre otros.
Es una figura intrajudicial que interviene a las familias como auxiliar del/a juez, en calidad de perito al ser envestida de autoridad tras la derivación judicial.
Competencias del/a Coordinador/a de Parentalidad
Son muchas las competencias que debe haber desarrollado esta figura a la hora de intervenir en este tipo de procesos. Entre ellas están la:
- Empatía.
- Comunicación asertiva, no violenta.
- Capacidad de análisis.
- Capacidad de resolver conflictos.
- Conocimiento y experiencia en intervención familiar.
- Capacidad de toma de decisiones.
- Gestión de cambios.
- Capacidad para redactar y evaluar informes.
- Capacidad de adaptación.
- Gestión del tiempo.
- Organización y planificación.
Intervención del/a Coordinador/a de Parentalidad
Su principal objetivo es velar por el interés superior de los menores, así como detectar cualquier situación de riesgo o maltrato, sea este del tipo que sea, y que se esté dando en la unidad familiar.
Será el /la encargado/a de minimizar el conflicto, de proporcionar a los/as progenitores/as la orientación y las habilidades de resolución de conflictos necesarias para asumir una parentalidad positiva, potenciar sus habilidades de comunicación, de protección y de respeto, así como construir un plan de parentalidad efectivo, que proteja a los menores y garantice sus derechos más esenciales.
Podrá acceder a todo el expediente judicial, entrevistarse además de con los progenitores, con el menor o con cualquier persona implicada con los mismos, como es la familia extensa, nuevas parejas, tutores, pediatras, profesionales de la salud mental que estén interviniendo o hayan intervenido a cualquier miembro de la unidad familiar, puntos de encuentro familiar, servicios sociales, etc.
Informará de inmediato ante situaciones de adicción, situaciones de riesgo, negligencia, abuso o maltrato que se detecten a lo largo de la intervención.
Y emitirá al menos un informe que será vinculante acerca de la intervención realizada en el que se recogerán los acuerdos alcanzados, los obstáculos encontrados, las situaciones de riesgo detectadas, la presencia de interferencias parentales, y las recomendaciones en aras de garantizar la protección de los menores.
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