Los centros para menores son instituciones que asumen la responsabilidad de niños, niñas y jóvenes por un plazo determinado, tienen su tutela y están encargados de su cuidado y bienestar. Se encuentran en dicha organización debido a diferentes razones, ya sea por la comisión de un delito, la incapacidad de sus familiares para mantenerlos o el fallecimiento de sus progenitores, entre otros casos.
En el año 2020, el número total de menores que fueron atendidos/as por el sistema público de protección a la infancia fue de 49.171, según los últimos datos del Observatorio de la Infancia. De esos, 16.991 viven en centros de protección.
La gran mayoría llegó a esas instalaciones de manera temporal, para protegerse de situaciones de abandono, maltrato, soledad o negligencia en los cuidados, pero muy pocos volverán con su familia biológica, de forma que, para muchos y muchas, las residencias serán lo más parecido a un hogar que tengan hasta que cumplan la mayoría de edad, que es cuando finaliza ese recurso de acogida que les brinda alojamiento, manutención, escolarización y atención sanitaria.
¿Por qué llega un niño a vivir en un centro de acogida?
En general, el acogimiento se adopta como medida protectora cuando la entidad pública detecta situaciones de desprotección de un menor, ya sea porque se haya declarado en situación de desamparo, porque lo soliciten los propios padres o tutores, ante la imposibilidad de cuidarlo (guardas voluntarias) o porque lo acuerde un juez cuando proceda legalmente (guarda judicial). También puede haber acogidas provisionales en estos centros cuando un/a menor se ve envuelto/a de repente en una situación de urgencia que requiere de una atención inmediata, y es lo que se conoce como »guarda provisional».
¿Cómo es la vida en los centros?
Según explican los profesionales vinculados a los centros de menores, lo que se intenta es que los niños y niñas lleven una vida lo más «normalizada» posible. Por eso, a su llegada se traza un plan educativo y de cuidado con objetivos sobre los que hay que ir trabajando.
¿Cuánto tiempo pueden estar viviendo en ellos?
Las medidas de protección (sea residencial o familiar) se entienden siempre como una solución temporal hasta que la familia biológica pueda hacerse cargo del niño o la niña nuevamente. Por eso, se suele trabajar con ella mientras dure el acogimiento, salvo en casos en los que se decide de antemano que la reintegración no será posible. Además, todas las medidas de protección tienen un plazo estimado y han de ser revisadas cada cierto tiempo.
¿Qué será de mí a los 18?
Uno de los problemas que se encuentran los/as menores tutelados, según indica, es el momento en que alcanzan la mayoría de edad y quedan fuera del sistema de protección.
¿Es lo mismo entonces un centro de acogida y un centro de menores?
Un centro de internamiento de menores infractores (o centro de ejecución de medidas judiciales) es un espacio acotado en el que los jóvenes cumplen una medida de privación de libertad, en aplicación de la Ley Orgánica 5/2000, donde se aclara que el carácter educativo primará sobre el punitivo y que siempre se priorizará el superior interés del menor.
Esta Ley se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de catorce años y menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal o las leyes penales especiales.
Una consideración de menor de edad que lo catalogará como sujeto que aún no es plenamente responsable de sus actos —un acuerdo social al que todos y todas hemos llegado como prueba de nuestra madurez como sociedad— que deberá marcar la actuación con ellos y ellas, y que convertirá su medida judicial en una “intervención de naturaleza educativa” con la que conseguir su “efectiva reinserción”.
Los centros de internamiento de menores infractores pueden ejecutar medidas judiciales de internamiento en régimen cerrado, semiabierto y abierto, internamiento terapéutico, así como de permanencia de fin de semana.
Queremos hacer una casa de acogida de menores embarazadas o con niños k requisito piden para la casa como debe de ser gracias