Ya saben que un mediador intercultural es una persona que se dedica a facilitar la comunicación y el entendimiento entre personas de diferentes culturas y orígenes. Pero para ser un gran mediador intercultural, uno debe de atender claramente a tres tipos de objetivos dentro de ese rol.
Para mí, un buen mediador es aquel que no solo actúa reactivamente promoviendo la resolución de un conflicto y la llegada a un acuerdo entre partes, sino que además, debe trabajar de manera proactiva. Debe trabajar para evitar los conflictos y, y aquí vamos en este nuevo post, debe saber acompañar a las personas para una mejor inclusión en la sociedad.
Pero claro, muchas veces un mediador no puede llegar a todas partes, porque trabaja no con una persona sino con muchas.
¿Cómo podemos acompañar e influir positivamente en todas ellas?
Además de las competencias en mediación que son importantísimas, además de saber que es la interculturalidad y cómo actuar desde ella, además, en determinados casos y entornos, nos pedirán otra serie de competencias como por ejemplo las lingüísticas.
Ya sabemos que en muchos casos vemos que para determinados trabajos de mediador intercultural se prioriza por error las competencias lingüísticas, que eso si, complementan sin duda en determinados entornos la labor de mediación… Como vemos esas competencias complementan a una buena formación en mediación e interculturalidad. Pues en el acompañamiento pasa exactamente lo mismo, a veces necesitamos de una estrategia más profunda, de una metodología más concreta para que nuestro acompañamiento sea más efectivo.
Y aquí es a donde vamos. El mentoring puede ser esa estrategia. El mentoring es esa práctica socioeducativa donde una persona más experimentada y conocedora de una determinada área (el mentor) comparte su experiencia y conocimientos con otra persona (el mentee o mentorizado) con el fin de ayudarle a desarrollarse en esa área. El mentoring puede tener diferentes objetivos y se puede aplicar en diferentes contextos, incluyendo el ámbito laboral, educativo y personal.
Imagínense lo poderosa que es esta estrategia para la inclusión de persona que desconocen tantas cosas de nuestra cultura, de nuestros valores, de nuestra forma de organizarnos socialmente…pero además imagínense a jóvenes voluntarios formados por un mediador, que pueden hacer de mentores de otros que se incorporan a la sociedad.
Fíjense, mediación y mentoring, un binomio poderoso para la inclusión positiva de los migrantes.
En conclusión, la mediación intercultural desempeña un papel fundamental en la construcción de sociedades más inclusivas y en la promoción del diálogo y la comprensión entre culturas diversas. Como hemos visto a lo largo de este artículo, la mediación intercultural proporciona las herramientas necesarias para abordar los conflictos y las diferencias culturales de manera respetuosa y constructiva.
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La mediación intercultural es un campo en constante demanda, ya sea en entornos comunitarios, empresariales o gubernamentales.
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