Estamos en un momento muy importante de reconocimiento hacia las mujeres. Vivimos la rebelión del “velo” en Irán. Por eso hoy es importante reivindicar también el esfuerzo de las mujeres por la paz y por la mediación.
De ahí que hoy nos acerquemos al distrito de Kup, en Papúa Nueva Guinea, un escenario en el que, durante tres décadas de luchas tribales encarnizadas, hay una experiencia para nuestra formación muy interesante de conocer, como es el hogar de Kup Women for Peace (KWP – Mujeres Kup Por la Paz).
Movimiento y organización
Este movimiento desarrolla su actividad en muchos frentes, desde la lucha por la independencia de las mujeres en el país, hasta el incentivo de la adopción de un estilo de vida más estable por los jóvenes del lugar o incluso la mejora de las condiciones de vida, de salud y nutrición para todo el pueblo y todo con el denominador común de la no violencia y el trabajo continuo por la paz.
Se trata de una lucha (aunque quizás no sea la palabra adecuada cuando hablamos de paz) llevada a cabo por las mujeres, para conseguir el cambio de mentalidad y los comportamientos, para que las personas piensen en el desarrollo de la comunidad, de su tribu, en lugar de centrarse en luchas tribales que no llevan a nada. Así, por destacar su principal misión, potenciaran la defensa de la paz y el desarrollo social. Que importante sería asumirlo tal cual en nuestros conflictos en occidente.
La organización está liderada por mujeres que se atrevieron a enfrentarse al orden preestablecido, desde el diálogo y está constituida por un comité ejecutivo –tres mujeres–, también un comité de gestión y el colectivo de todas las mujeres que se unan al movimiento. “Cada miembro del comité de gestión representa a un clan de Kup y trabaja para llevar información, despertar la conciencia, movilizar la comunidad y ser portavoz de los problemas locales, y que tengan conciencia los coordinadores estructurales de la comunidad, que constituyen el «colectivo». Según nos dicen
Al día de hoy el colectivo puede estar compuesto por unas veinte personas, y funciona con un equipo, las componentes del comité ejecutivo, que les coordina para establecer sus reuniones y las actividades que deben desarrollar en el futuro, con miras a largo plazo. También participan representantes de cada tribu de Papúa y ellos trabajan con diferentes objetivos que se marquen desde el grupo de paz.
Objetivo y trabajo en equipo
Parece interesante esta experiencia, no ya por el liderazgo de la mujer en ese país, sino porque las actividades se orientan de acuerdo con los objetivos y estructura de la organización, trabajando como entidad mediadora ante los conflictos que surjan, y también se centran en la concienciación y capacitación del colectivo (hacen formación en el ámbito rural) en derechos humanos y erradicación de la violencia contra la mujer. También realizan entrenamientos en habilidades y técnicas para las resoluciones y gestión de conflictos, grupos de observación de las tribus, círculos de paz y control del seguimiento educativo de las niñas de la comunidad.
“Uno de los principales objetivos es reducir la escalada de la violencia tribal a través de estrategias de mediación de conflictos y de cambios de mentalidades y comportamientos. Pretenden que comprendan las alternativas a la violencia, tanto en sus propias familias como en los colectivos o el ámbito, fomentando la colaboración y el respeto mutuo” según palabras del comité ejecutivo.
Pero además tenemos que resaltar la importancia de que su trabajo en la comunidad, va más allá de atender los conflictos que surjan, sino que profundizan en la causa origen de los mismos y con ello entrar en un proceso educativo que sirva para prevenir en el futuro la violencia contra la mujer y la discriminación en todos sus aspectos.
Para terminar este breve post y que, por supuesto animo a conocer en profundidad esta experiencia, quiero recalcar también su defensa acérrima de los derechos humanos, porque en su inaplicación o ocultación radica para este grupo la violencia endémica contra la mujer y luchar desde su humil de posición para crear condiciones de paz en ese país, me parece de total alabanza y del que debemos aprender muchos mediadores y mediadoras del primer mundo.
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Esta Organización es una muestra clara y evidente del progreso y avance en la lucha de las mujeres por conseguir, que sus derechos sean respetados en todos los órdenes, social, familiar, laboral, educativo, etc, etc. Para conseguir el reconocimiento de estos derechos, se está comprobando, que es muy importante que en todos los grupos de personas y, por ende, en todas las Organizaciones creadas con la finalidad de ese reconocimiento de los derechos a todos los niveles, exista una persona que intervenga como Mediadora para que las personas, que forman parte de esos grupos tengan la ayuda suficiente como para poder encontrar un punto en común, en el que puedan coincidir sus intereses; así como sus necesidades y consigan lograr resolver los conflictos, que se les presenten, bien entre estas mismas personas, bien entre estas Organizaciones y las diversas Administraciones.