Qué es la mediación familiar
Una de las áreas de conflicto donde la mediación ha sabido calar es la familiar; no es casualidad este encaje y es por ello por lo que los elementos que conforman el conflicto familiar son tratados en mediación con especial atención.
Pensemos que los conflictos de naturaleza familiar no encuentran en la normativa vigente respuestas integrales y adaptadas a la situación en la que se vive ese problema (sería una utopía pensar que el derecho de familia va a regular todas y cada una de las realidades posibles en conflictos de esta naturaleza, es decir, existen tantos modelos de divorcios como divorcios se registren, ninguno es igual a otro, por ejemplo).
Los operadores jurídicos se ven en muchas ocasiones limitados por el principio de legalidad para adaptar sus decisiones a las necesidades de las partes enfrentadas.
Por ello, el trabajo en mediación familiar es cómodo para las partes porque es un espacio de encuentro que no es frío y que, con la ayuda del mediador, permite desplegar acuerdos que las partes crean para sus necesidades específicas.
Cómo es el proceso de mediación familiar
Dentro del proceso de mediación familiar podemos diferenciar distintos niveles de trabajo: desde el inicio del proceso a través de una sesión informativa hasta una sesión final de inclusión de pactos entre las partes para resolver los elementos de conflicto.
Una de las fases de trabajo que juega un papel más importante en el contexto familiar es la recopilación de información pues, en esta fase, las partes van a contextualizar el trabajo que se desarrollará en el proceso. Así, podríamos afirmar que la base de una mediación exitosa en el contexto familiar está conectada a la cantidad de información que las partes hayan facilitado al mediador y sobre todo, la veracidad de la misma; existe una relación de proporcionalidad entre el aumento de información y el tiempo necesario de trabajo.
Otra de las fases más importantes dentro del proceso de mediación familiar y que queremos destacar hoy, es la de generación de opciones. En esa fase de trabajo el mediador intenta que sus clientes recuperen el control sobre el problema y fabriquen tantas opciones como posibilidades existan, ello fomenta que los mediados refuercen su capacidad de gestión y la confianza que pueden tener en futuros acuerdos.
¿La mediación familiar ayuda en los divorcios?
Hay una realidad indiscutible: trabajar en mediación los divorcios permite crear soluciones adaptadas a las necesidades de las partes. Es significativo que en muchas ocasiones las medidas impuestas por los tribunales en divorcios no se cumplan en su totalidad y ello porque son medidas que no conocen de la realidad concreta de las partes; en mi humilde opinión, es complicado que los tribunales puedan ofrecer sentencias adaptadas cada uno de los asuntos que despachan por dos razones: el volumen de casos y el tiempo de atención. Por tanto, no es que trabajar en mediación sea mejor opción, es que debiera ser la única opción.
En demasiadas ocasiones, las decisiones que hay que tomar respecto a los hijos e hijas del matrimonio (educación, sanidad, vacaciones, etc) o respecto a los bienes del matrimonio, requieren de consenso y de adaptación y sobre todo, de compromiso por parte de los padres y ello sólo se consigue con un trabajo pausado y consciente, trabajo que se consigna en la mesa de mediación.
Apostemos por solucionar los conflictos de naturaleza privada, es la esfera privada y dejemos a los tribunales para valorar la legalidad de los mismos, pero con las decisiones importantes ya tomadas por los verdaderos protagonistas del conflicto.
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