Neutralidad en mediación familiar: de la imparcialidad formal a la equidad sustantiva
En la mediación familiar, aplicar una neutralidad formal —tratar por igual a personas que llegan en situación desigual— no garantiza justicia. Al contrario, puede reforzar la brecha existente. El papel del mediador o mediadora no es limitarse a ser un espectador imparcial, sino garantizar condiciones reales de seguridad y equilibrio para que la negociación sea justa.
Un ejemplo claro es el caso de Lucía y Marcos
La mediación vial es un proceso colaborativo en el que un mediador neutral facilita la comunicación entre las partes. A diferencia de un juicio, aquí no hay imposición de decisiones, Lucía, de 32 años, depende económicamente de Marcos, de 38. En las sesiones, apenas interviene; mientras él minimiza la situación y presiona para un acuerdo rápido, sin asesoría legal. Aquí, confundir imparcialidad con simetría supondría un riesgo para la parte más vulnerable.
La intervención profesional comienza con entrevistas separadas y herramientas de detección de riesgo. El mediador debe valorar si procede continuar, derivar a una modalidad indirecta (shuttle), virtual o incluso suspender el proceso. Es fundamental reforzar el consentimiento informado, explicando los límites de la confidencialidad y ofreciendo información sobre recursos de protección.
Para nivelar el terreno, la mediación familiar debe incluir:
- Acceso a asesoría jurídica gratuita y acompañamiento psicosocial.
- Equilibrio en los tiempos de palabra, pausas y caucus para reducir presión.
- Reglas explícitas de interacción y acuerdos por etapas con revisión periódica.
Cuando no existen garantías mínimas de seguridad, la mediación debe detenerse y derivarse al circuito de protección.
Entre los errores más frecuentes destacan: forzar sesiones conjuntas en contextos de riesgo, no activar apoyos externos o confundir imparcialidad con simetría. Estas prácticas aumentan la desigualdad en la mesa de negociación.
Conclusión: de la neutralidad formal a la equidad sustantiva
La equidad sustantiva no es favorecer a nadie, sino compensar desigualdades para que el acuerdo sea voluntario, seguro y sostenible. En definitiva, mediar no es permanecer neutral ante la desigualdad, sino intervenir con criterio para que el proceso sea realmente justo.
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