Educación para la paz a través de la mediación educativa

¿Promueve el sistema educativo un trabajo concienzudo para fomentar la paz en los centros y aulas escolares? ¿Está el profesorado formado para fomentar una cultura de paz? ¿Por qué muchos de los aspectos que tienen que ver con la paz no están reconocidos en el currículo oficial y pasan a formar parte del currículum oculto?

Estas y otras cuestiones debieran ser de especial interés para el grueso de la sociedad, toda vez que nuestros alumnos y alumnas, hijos, primos, hermanos… forman parte del sistema educativo y, por tanto, de la sociedad activa del futuro cercano.

Educación para la paz

La educación para la paz pone énfasis en la necesidad de transformar el sistema educativo desde su esencia, partiendo de sus cimientos y replanteando el currículo oficial. Lo que conlleva un ideal de justicia y equidad según el cual se puede entender el respeto, la tolerancia y el fomento de los derechos humanos (Lederach, 2000).

La idea de educación para la paz, así entendida, representa una unión entre conocimientos, valores y capacidades, y aboga por una educación que además posibilita la acción, incitando el desarrollo del pensamiento crítico y la adquisición de competencias docentes, para una reflexión intelectual razonada y un trabajo colectivo (Cabezudo, 2012, p. 145), de la misma forma que dota a sus participantes de una capacidad de pensamiento positivo con el que transformar los conflictos a través de medios pacíficos (Gómez y Amaral, 2013). Por tanto, formar en educación para la paz es integrar las competencias sociales de la educación para la vida en un marco conceptual pertinente y eficaz que se contraponga a la facción actual que combate la violencia (Lira, Vela-Álvarez, Vela-Lira, 2014). De esta manera la única forma de salvaguardar los derechos de todos los individuos que pertenecen al sistema educativo es a través de la puesta en práctica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Declaración Universal de los Derechos Humanos

En 2013, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos declaró que “el derecho a la educación es un derecho a la educación inclusiva”. Dicha escuela solo es posible a través del asentamiento de las bases legales, epistemológicas y prácticas para que la diversidad humana sea reconocida y atendida en equidad, a través de la atención y el reconocimiento a las diferencias. Por tanto, deberemos crear un modelo de gestión educativa basada en los principios y los valores de la cultura de paz. ¿No sería la mediación una buena estrategia para que se consiguieran asentar dichos principios y cuando surjan conflictos poder abordarlos en aras de dicha consolidación de la cultura de paz en los centros y aulas escolares?

Mediación Educativa

Educación Para La Paz

La mediación educativa se presenta como una posibilidad para cimentar una verdadera cultura de paz, ya que supone crear y desarrollar en el centro educativo un servicio de mediación para la resolución colaborativa y pacífica de conflictos en el que pueden participar como mediadores/as y cómo usuarios/as los diferentes colectivos de la comunidad escolar (alumnado, profesorado, personal no docente, padres y madres, etc.) (GEUZ, 2008).

De todas las posibilidades para construir programas de mediación, el modelo horizontal se torna como una gran posibilidad para la resolución pacífica de los conflictos, toda vez que la característica fundamental de estos programas de mediación es que los/las propios/as compañeros de las partes en conflicto son los/las mediadores/as, lo que supone un bálsamo para que las problemáticas queden subsanadas debido a la interacción entre iguales. Así, si son dos alumnos/as los que tienen el conflicto, los/las mediadores/as serán, también, alumnos/as y si el conflicto se produce entre un/a alumno/a y un/a docente, los/las mediadores/as serán, igualmente, un miembro del alumnado y otro del profesorado (GEUZ, 2008). Lo que posibilitará de manera efectiva, que las alumnas y los alumnos sean conscientes de la importancia del cumplimiento de normas y, a su vez, esto los llevará a tener presente que la convivencia con otras personas se puede tornar complicada, pero no por ello tendente a la violencia.

Por tanto, una verdadera cultura escolar promotora de la paz es aquella que desarrolla una actitud de respeto mutuo, de igualdad y equidad entre las personas, crea las bases para la tolerancia y el amor mutuo, así como la promoción y el desarrollo de un pensamiento autónomo fundamentado en el bien común. Y, como decíamos, la mediación escolar es una de las herramientas más consistentes para que esto pueda darse en nuestros centros y aula escolares.

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Bibliografía:

Cabezudo, A. (2012). Educación para la paz: una construcción de la memoria, la verdad y la justicia. Desafío pedagógico de nuestro tiempo en América Latina. Ciências Sociais Unisinos, 48(2), 139-145.

GEUZ (2008). Cómo poner en marcha, paso a paso, un programa de mediación escolar entre compañeros. Departamento de Justicia y Administración Pública del Gobierno Vasco.

Gómez, A. y Amaral, P. (2013). Teoría de la educación para la paz en América Latina. Academicus. Revista de Ciencias de la Educación, 1(3), 6-19

Lederach, J. P. (2000). El abecé de la paz y los conflictos. Catarata.

Lira, Y., Vela-Álvarez, H. A. y Vela-Lira, H. A. (2014). La educación para la paz como competencia docente: aportes al sistema educativo. Innovación educativa, 14(64), 123-144.

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