Las distorsiones cognitivas en el proceso de coordinación de parentalidad

La raíz de muchos problemas que nos encontramos a la hora de intervenir con familias que son derivadas a Coordinación de Parentalidad es su insistencia en afirmar cosas que consideran verdades absolutas y que la mayor parte del tiempo están alejadas de la realidad.

Las distorsiones cognitivas tienen una gran incidencia en nuestro trabajo como coordinadores parentales, ya que con los miembros de las familias que se intervienen se tratan asuntos con una fuerte carga emocional.

El origen de las distorsiones cognitiva

En la infancia y en la adolescencia construimos imágenes y relaciones que buscan explicar el funcionamiento del mundo que nos rodea y de las personas con las que interactuamos.

Las distorsiones cognitivas suelen tener el origen por tanto en aprendizajes pasados que se terminan por generalizar, viéndose mantenidos en el tiempo y en distintas situaciones que están alejadas de la original.

Si esos esquemas prefijados no se cambian a las nuevas situaciones, no se ajustan a los nuevos hechos, es probable que acaben convirtiéndose en una fuente de desajuste.

Tipos de distorsiones cognitivas que nos encontramos

Algunas de las distorsiones cognitivas que nos encontramos, tanto en los progenitores como en los menores que intervenimos desde la Coordinación de Parentalidad son:

  • Abstracción selectiva: cuando valoran una experiencia o hecho enfocándose solo en ciertos aspectos de la situación, normalmente negativos, ignorando otros.
  • Pensamiento absolutista y dicotómico (todo o nada): cuando interpretan los sucesos y las personas en términos absolutos sin tener en cuenta puntos intermedios (“siempre…”, “nunca…”, “todo…”, “nada…”, “bueno”, “malo”).
  • Sobregeneralización: cuando sacan conclusiones generales para todo en base a un caso aislado y lo utilizan como regla general para situaciones tanto que están relacionadas como para otras que no lo están.
  • Culpabilización: culpando a los demás o a sí mismo de los problemas, incluso sin haber una asociación objetiva.
  • Interferencia arbitraria: cuando llegan a una conclusión sin evidencias, anticipan sin evidencias algún acontecimiento futuro o concluyen lo que piensa el otro progenitor sin tener evidencias.
  • Razonamiento emocional: cuando formulan argumentos basados en como se sienten y no en la realidad, guiando sus creencias de la realidad en función de las emociones negativas vivenciadas.
  • Visión catastrófica (Magnificación): cuando imaginan y especulan el peor resultado posible, con independencia de la probabilidad de ocurrencia o califican la situación de intolerable e insoportable cuando en realidad no lo es tanto.
  • Negación (Minimización): cuando tienden a negar problemas, errores o debilidades. Algo frecuente en los menores.
  • Etiquetado: cuando utilizan etiquetas para describir las conductas y las personas. Normalmente son etiquetas negativas e inalterables.
  • Descalificar u olvidar lo positivo: cuando rechazan o invalidan lo positivo del otro de manera continuada.
  • Personalización: cuando hacen una atribución personal de sucesos externos sin base suficiente.
  • Evaluación incorrecta de situaciones: cuando ven peligros donde no los hay.
  • Enunciados “debo”: cuando aplican de forma rígida las reglas sobre sus obligaciones y las de los demás, centrándose en lo que uno piensa que debería ser en lugar de lo que es.
  • Sesgo confirmatorio: cuando sesgan la realidad para que encaje con sus ideas preconcebidas, ignorando el resto de información.
  • Desvalorización: cuando suelen recurrir a frases como “no puedo”, “no soy capaz”, etc.

Para abordar las consecuencias de este tipo de pensamientos es fundamental que puedan enfrentarse de forma racional y lógica a las distorsiones, pensamientos y sensaciones negativas que les provocan.

Como coordinadores parentales debemos ser capaces de detectar las distorsiones cognitivas, ya que si éstas no son trabajadas interferirán negativamente en el proceso y también deberemos evitar los dobles roles, derivando a los miembros de la unidad familiar cuando sea necesario al profesional adecuado para que pueda intervenirles terapéuticamente, a la vez que se desarrolla la intervención de Coordinación de Parentalidad con nosotros.

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