Normalmente, cuando se habla del mediador o de la mediadora en el ámbito de la salud, suele ser para hacer referencia a alguna de las siguientes tres vertientes: mediación en casos de praxis médica o negligencia; mediación en conflictos interculturales dentro del ámbito hospitalario; o mediación aplicada dentro de contextos sociosanitarios como pueden ser, por ejemplo, las situaciones de dependencia funcional. No obstante, y además de esto, cabe destacar que la mediación, en sí misma ya es un método saludable para resolver conflictos: toda mediación implica un compromiso con el logro de acuerdos consensuados y sostenibles en el tiempo a través de un proceso de diálogo.
En este sentido, la mediación es el método para gestionar conflictos que se encuentra en consonancia con un concepto integral de bienestar que considera la relación entre la salud de las personas, los animales y los ecosistemas. Concretamente, en octubre de 2022 se puso en marcha una iniciativa sobre la cual se apoya dicho concepto de salud y bienestar. Se trata de una iniciativa conjunta impulsada por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antes OIE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), llamada “One Health”.
Con “One Health” se pretende crear un marco capaz de integrar sistemas y acciones para prevenir, predecir, detectar y responder mejor frente a las amenazas para la salud pública contribuyendo, al mismo tiempo, al desarrollo sostenible. Al tratarse de una conceptualización holística e interdisciplinar, implica la necesidad de abrir multitud de nuevas vías de diálogo. Así, por ejemplo, entre sus objetivos encontramos el fomentar valores como la cooperación y la responsabilidad compartida, la acción y la asociación multisectorial, la equidad de género o la inclusión.
Un liderazgo mediador para analizar cada decisión
Como vehículo para que todo ello pueda, poco a poco, ser llevado a la práctica cotidiana, cabe hablar, tanto de Mediación como de un Liderazgo Mediador que ayude a profundizar sobre los pros y contras de cada decisión en orden a adoptar iniciativas para la convivencia más coherentes y sostenibles en el tiempo.
Para facilitar, desde la neutralidad, las negociaciones que puedan surgir a lo largo de estos procesos de transformación y cambio, es útil, para el/la profesional de la gestión de conflictos, contar con herramientas de contextualización como los Atractores Motivacionales, aplicables a diversos ámbitos de la mediación. Los Atractores Motivacionales sirven al/la mediador/a para ayudar a sus clientes a crear soluciones desde una perspectiva más amplia y saludable a aquella, en la cual, el conflictivo se fraguó. Se trata de una herramienta sistematizada, que ofrece pautas y ayuda para facilitar la negociación sobre el terreno, es decir, en la práctica, en situaciones reales que están sucediendo.
Los seis Atractores Motivacionales
Los seis Atractores Motivacionales, del menos al más complejo, son: seguridad, poder, deber, éxito, pertenencia e integración. Durante los años que llevo trabajando con ellos/as, he podido comprobar que las personas reaccionan de manera más colaborativa a estímulos que están en consonancia con su Atractor Motivacional predominante y trascienden posturas hacia el Atractor Motivacional que le sigue en complejidad.
Si os fijáis, las implicaciones a nivel de complejidad o, dicho en otras palabras, el nivel de consideración o empatía con el otro- no es el mismo en el caso de cada uno de los Atractores. Va aumentando a medida que vamos avanzando desde Seguridad hacia Integración. Es más, avanza no solo hacia una mayor consideración con otras personas, sino con todos los seres vivos en general. Y es que no tenemos el mismo nivel de consideración con los demás seres vivos cuando lo que nos preocupa es nuestra seguridad o tener poder, que cuando nos importa lograr resultados sostenibles en el tiempo, generar un sentimiento de equipo o crear puentes entre personas o situaciones muy dispares.
El Atractor Motivacional de mayor complejidad, el de Integración de procesos, tiene en cuenta nuestra relación con el ecosistema, no limitándose únicamente a aquello que nos afecta y repercute a las personas, sino, también, considerando, con sutileza, la repercusión de nuestras acciones sobre todos los seres vivos, incluyendo, entre otros, a los animales y las plantas. Esto significa que observar los patrones de la naturaleza nos puede ayudar a generar conocimiento para mejorar nuestras interacciones sociales más allá de creencias culturales, políticas, religiosas, etc. Esto es, precisamente, lo que representa la manera de percibir un conflicto desde el Atractor Motivacional-Integración.
Como profesional de la gestión de conflictos o educador/a, trabajar con Atractores Motivacionales proporciona, por un lado, un punto de partida neutral para abordar la situación de conflicto con amplitud y, por otro, unas pautas para preparar y guiar el proceso de negociación. En todo caso, una parte esencial de la herramienta, la humana, es el propio profesional, pues es necesario que este la aplique dentro de su ámbito concreto de intervención ejerciendo su particular liderazgo mediador.
Para obtener el Perfil de Atractores Motivacionales, cada una de las partes enfrentadas en el conflicto a gestionar, debe rellenar el cuestionario disponible en la página web www.atractoresmotivacionales.com. Lo pueden hacer en cualquier lugar donde haya acceso a internet y dispongan de entre 10 y 15 minutos para hacer este breve ejercicio de reflexión.
No es necesario que les expliquéis el concepto de Atractor Motivacional, esta es una herramienta para vosotros/as como profesionales encargados de transformar el problema a través de vuestras preguntas y reformulaciones. La cuestión es que usar Atractores Motivacionales para orientar la gestión de un conflicto permite mantener la suficiente amplitud de miras como para ayudar a las personas enfrentadas a elegir darle un sentido saludable y sostenible al problema.
El sistema establecido como más habitual para la convivencia en grupo es, frecuentemente, contrario a los sistemas naturales, pero también es evidente que es mejorable en muchos sentidos. Por tanto, tomar los patrones de la naturaleza como criterios de éxito, abre una puerta hacia la sabiduría del todo conectado entre sí, algo que nuestro actual sistema de especialización del conocimiento ha perdido de vista durante algún tiempo y ahora, empieza a recuperar. Este cambio no tiene por qué ser una ruptura drástica con el pasado, sino un paso para adelante sereno para el cual es necesario preparar el terreno desde la calma evidencia de que no conectar con la sabiduría de la naturaleza es destructivo para nuestra psique, nuestro cuerpo y nuestra civilización humana.
Esto que suena tan bien en la teoría, hay que bajarlo a nuestra cotidianidad. Para ello, podemos considerar la Mediación como método y a los Atractores Motivacionales, como herramienta, entre muchas otras. Cuando apliquéis Atractores Motivacionales para analizar un conflicto junto con vuestros clientes, notaréis que estos, de una forma rápida y sin demasiado esfuerzo para ellos, comienzan a ver el problema desde fuera, desde una perspectiva de observador externo. También notaréis como toman conciencia de que se encuentran inmersos en un proceso en permanente cambio y que, por tanto, puede intervenir en dicho proceso a través de sus decisiones.
Vosotros, como mediadores y profesionales de la gestión de conflictos, ejerceréis vuestro liderazgo mediador al ser quienes interactuaréis directamente con las partes enfrentadas conociendo el ámbito de su problema. Será necesario, por vuestra parte, como profesionales, un trabajo de análisis y evaluación del contexto para testar y decidir en qué momento y de qué manera conviene hacer qué preguntas para ayudar a vuestros clientes a darle un sentido saludable y sostenible al problema que les enfrenta. Esencialmente en ello consiste, el ejercicio del liderazgo mediador.
