Cuando cuidar a adultos mayores supone “una fuente de conflictos”

Mediación intergeneracional.

A nivel general, en nuestra sociedad se entiende a la familia como la unidad formada por un grupo social de dos o más personas vinculadas por un lazo de parentesco que conviven juntas, constituyendo un hogar. A largo del proceso de convivencia y socialización de sus integrantes, la familia consolida otros aspectos de la identidad, como son las relaciones e interacciones que se establecen con el grupo social de referencia. En las últimas décadas la familia, como institución, ha sufrido grandes transformaciones que la han ido redefiniendo y que alteran el desempeño de los roles de sus miembros dentro de esta institución.

El aumento de la esperanza de vida debido a la investigación científico-medica ha conllevado una serie de ventajas de indudable valor. Entre otros aspectos ha conllevado que en ocasiones los adultos mayores tengan que ser cuidados cuando se encuentran en situación de dependencia. Y esto, a su vez subsidiariamente, ha generado una cantidad importante de conflictos entre sus descendientes, dándose situaciones variopintas sobre decisiones tales como: quiénes son los encargados del cuidado de los seres queridos dependientes, discrepancias a la hora de si el adulto mayor tendría que estar en una residencia o no, gestión de la economía del adulto mayor por parte de sus cuidadores…

Por tanto, es cada vez más frecuente encontrar situaciones mediables relacionadas con aspectos relativos a nuestra población mayor, en multitud de ámbitos: la familia, temas vecinales, situaciones en contextos geriátricos, en contextos del sistema sanitario, cuestiones jurídicas, de conflicto intergeneracional…

Primer Plano Manos Ancianos

Concepto de mediación intergeneracional

La “mediación intergeneracional” se configura como un subtipo de mediación familiar-comunitaria en la que se apuesta por procesos de comunicación positiva entre generaciones, abordando conflictos relativos a la familia que se dan a consecuencia de las diferencias de visión sobre la vida y/o de las etapas cambiantes de la convivencia. Centrándose en aquellas situaciones de disputa o enfrentamiento derivadas de dicho proceso, donde las partes buscan ayuda para la gestión pacífica de estos conflictos a fin de mejorar la relación existente y prevenir una posible ruptura de los vínculos familiares y/o convivenciales.

Debemos tener en cuenta que los principales conflictos que se abordan en la mediación intergeneracional con adultos mayores son aquellos que están relacionados con la salud y los cuidados, ya que son temas que generan gran cantidad de discrepancias relativas a la organización de los tiempos de cuidado, de la contratación de personal, de la atención médica, del abordaje de la situación de dependencia…Esto genera conflictos de relación y comunicación entre hermanos, entre abuelos y nietos o conflictos heredados de generaciones anteriores. Los conflictos relacionados con interés patrimonial suelen ser abundantes y generan grandes divisiones y enfrentamientos a nivel familiar, sobre todo entre los descendientes y/o cuidadores. Todo ello degenera en una situación de convivencia complicada de abordar.

Por todo ello, la mediación intergeneracional con personas mayores se debe cimentar sobre un proceso colaborativo que posibilite desculpabilizar a las personas mayores ante las situaciones de conflicto sobrevenidas por los temas ya comentados. A fin de que a través de la expresión de emociones puedan dan a conocer sus deseos, inquietudes y necesidades, lo que va a permitir que se sientan reconocidas, valoradas y como parte activa de las situaciones de malestar que se hayan generado entre sus descendientes. Todo ello, redundará en una mayor calidad de vida y un mayor bienestar de estas.

Retrato Anciana Sonriendo

Conflictos intergeneracionales en los que mediar

En muchas ocasiones la causa por la que se produce la convivencia de un mayor con otro familiar (mayoritariamente con la hija) es porque una situación sobrevenida e inesperada ha provocado en la persona mayor algún tipo de necesidad de atención y cuidado que no puede atender por sí misma y necesita la ayuda de terceras personas para valerse. Esta situación que puede ocurrir por multitud de factores, tales como un accidente o una enfermedad va a exigir grandes transformaciones en la vida tanto del mayor como de la persona o personas que van a cuidar de ella. Ni unos ni otros están preparados para dicha situación y tendrán que renunciar a muchos aspectos y condiciones de su vida que hacen que todo sea más complicado.

Las situaciones de conflicto más frecuentes que se suelen dar son:

  • Problemas de intromisión de un yerno o nuera que ve la situación de manera distinta a como la ve la hija o el hijo que cuida a su padre/madre.
  • Problemas de espacio en la vivienda a convivir. De repente, un espacio compartido por dos, tres o cuatro personas, se convierte en un espacio compartido con una persona más, que presenta mayores necesidades que los convivientes hasta ese momento.
  • Problemas de autoridad. Cuando el hijo o la hija quiere imponer su criterio al del adulto mayor o viceversa.
  • Victimización por parte de lo mayores como reclamo de afecto y atención.
  • Problemas de los mayores con los nietos o viceversa o incluso problemas de los mayores con los hijos sobre la educación de los nietos, dado que aquéllos tienen que hacerse cargo de éstos. Suele haber disparidad de criterios y los adultos mayores ponen ejemplos de cuando ellos educaban a los padres.
  • Distintos criterios de los familiares sobre el cuidado de la persona mayor, o de éste con aquéllos. Unos considerarán que la mejor opción es que la persona mayor estuviera en una residencia, otros que en casa es donde mejor puede estar y es conveniente cuadrar tiempos entre todos para poder cuidarlo.
  • En algunas ocasiones la persona mayor no acepta la manera en que es cuidado
  • Conflicto que se puede establecer cuando la responsabilidad en el cuidado de los mayores se ve envuelta en circunstancias laborales específicas, o de otras cargas familiares añadidas, por parte de los hijos que impiden la dedicación necesaria.
  • Infantilización del adulto mayor por parte de los miembros de la familia. Su postura y sus reflexiones no son tenidas en cuenta y eso crea gran malestar en él mismo.
  • Discrepancias entre cuidadores de la residencia donde se encuentra el adulto mayor con los hijos de éste o con el propio adulto mayor.

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