¿Qué es el consentimiento?
La palabra consentir significa permitir algo a sabiendas de lo que se trata. Es «asentir-con-conocimiento». Es un acto en el cual se decide hacer o no algo, de forma razonada y responsable.
¿Qué significa consentimiento sexual?
En el terreno sexual, el consentimiento es una pieza fundamental. Muchos adolescentes pueden sentirse presionados a la hora de iniciarse en las relaciones sexuales, de realizar determinadas prácticas, o de permitir ciertas conductas cuando realmente no las desean.
Es una etapa en la que la presión social recibida de los grupos de iguales e incluso de Internet y las redes sociales, influye enormemente en las decisiones y puede empujar hacia conductas que realmente no se desea poner en práctica. El hecho de tener relaciones íntimas cuando aún no se está preparado, puede tener repercusiones en la propia autoestima, en el desarrollo de su personalidad o en la forma de entender las relaciones futuras.
¿Qué componentes tiene el consentimiento?
Hay una serie de componentes o requisitos que definen el consentimiento sexual y es importante que todas las personas los conozcan para respetar la libertad y los derechos de los demás. El consentimiento tiene que ser:
- Libre: debe ser una elección voluntaria y libre para todas las partes implicadas. Guardar silencio o no decir “no” no equivale a consentir. Una persona bajo los efectos de las drogas o el alcohol no puede dar su consentimiento. El sexo bajo coacción o intimidación no es consentido. Existen también otras situaciones en las que una persona no pueda dar verdaderamente su consentimiento; por ejemplo, si no tiene capacidad mental para ello o es menor de edad.
- Informado: Mentir u ocultar deliberadamente ciertas intenciones, como mantener relaciones sexuales sin protección, no es sexo consentido. Forzar a una persona que está demasiado ebria para negarse a mantener relaciones sexuales o para aceptar ciertas prácticas no es obtener su consentimiento.
- Concreto: Consentir algo, por ejemplo besos o caricias, no significa consentir todo lo demás. Una buena regla general sería: en caso de duda, detenerse y preguntar. Si sigues dudando, detente.
- Reversible: Consentir una vez no significa haber consentido para siempre. Incluso durante un acto sexual, toda persona es libre de interrumpirlo o detenerse en cualquier momento y revocar su consentimiento.
- Entusiasta: La cuestión no es si una persona dice “no”, sino si dice “sí” o expresa activamente su consentimiento de forma verbal y no verbal.
¿Cuál es la edad mínima para entender una relación sexual como consentida?
La edad mínima de consentimiento sexual es la edad en que uno se considera capaz de consentir la actividad sexual. Esta edad varía de forma significativa en los distintos países del mundo, oscilando entre los 11 y los 21 años en los diferentes países del mundo. Algunas naciones, sin embargo, no tienen una edad específica de consentimiento ya que prohíben las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Nigeria, una nación africana, tiene la edad de consentimiento más baja del mundo, 11 años. Filipinas y Angola le siguen de cerca, siendo la edad de consentimiento en ambos países de 12 años.
En Chipre, Irlanda, México y Nauru, uno no puede aceptar legalmente una relación sexual antes de cumplir los 17 años. Otros 40 países, entre ellos Kenia, Irak, Nicaragua, Ciudad del Vaticano, Vietnam, Argentina, Ruanda, India y Guatemala, prohíben las actividades sexuales con parejas menores de 18 años. Mientras que Baréin, un país de Asia, tiene la edad legal de consentimiento más alta, a los 21 años.
En España la edad mínima para consentir una relación sexual se sitúa a partir de los 16 años. Así, la relación sexual con un menor de 16 es delito porque la Ley entiende que el menor no tiene capacidad para consentir y con la excepción de que la relación se produzca entre personas que tienen una edad y madurez similar.
¿Por qué es importante hablar con los menores de consentimiento?
Aunque sobre el papel parece muy clara la premisa cuando no hay consentimiento, es un abuso, las situaciones reales son más complejas y ,más aún, cuando se trata de relaciones sexuales entre adolescentes y jóvenes y, en ocasiones, con adultos.
El consentimiento, el «solo sí es sí», se tambalea ante una sociedad muy marcada por la educación machista durante décadas, y con un acceso mayoritario a la pornografía, centrada en el placer del hombre y mostrando a la mujer como objeto pasivo.
La educación sexual tiene que ir mucho más allá de hablar de la penetración, de prevención del riesgo de embarazo o prácticas sexuales de riesgo, y que se tiene que empezar en el ámbito familiar. Se tiene que empezar por la educación emocional, lo que sentimos, desde el respeto y sin imposiciones.
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