Como expertos en Intervención con Menores y mediación, siempre estamos en búsqueda de nuevos puntos de vista, estudios y, en general, todo tipo de contenido profesional que pueda ser del interés de nuestra comunidad. En esta ocasión, no queríamos dejar pasar la oportunidad de comentar con vosotros este artículo encontrado en el periódico digital El País, en el que se aborda a la Metodología Montessori y a la disciplina positiva como la combinación perfecta para una crianza constructiva, donde el menor es el protagonista de su propio desarrollo.
El siguiente artículo de El País resalta la efectividad de combinar el Método Montessori y la disciplina positiva, una combinación que también puede ser sumamente beneficiosa en el campo de la intervención con menores. Al poner al niño en el centro de su propio proceso de desarrollo, estos enfoques fomentan un crecimiento integral que abarca tanto el aspecto académico como el socioemocional. Para los profesionales en este ámbito, adoptar y adaptar estos métodos puede marcar una gran diferencia en la vida de los niños con los que trabajan.
El Método Montessori, pionero ayer y hoy en el desarrollo infantil
Creado por Maria Montessori a finales del siglo XIX, se enfoca en la autonomía del niño, utilizando un «ambiente preparado» y materiales específicos para promover el aprendizaje sensorial e intelectual.El rol del adulto es ser un guía que facilita la conexión del niño con su entorno para el aprendizaje, especialmente en las etapas de 0 a 6 años (aprendizaje sensorial) y de 6 a 12 años (aprendizaje intelectual).
Los materiales Montessori son esenciales en el proceso de aprendizaje, aunque la experta Beatriz M. Muñoz señala que no es necesario adquirir todos, ya que muchos objetos cotidianos pueden cumplir esta función.
En cuanto a la disciplina positiva, este artículo, destaca los siguientes puntos
Basada en las teorías de Alfred Adler, se enfoca en fomentar el respeto y la cooperación, entendiendo el mal comportamiento como una señal de necesidades no satisfechas. El adulto en este enfoque actúa como un acompañante en la resolución de conflictos, promoviendo la creación de recursos concretos que favorezcan el aprendizaje y la empatía.Busca que los niños desarrollen una alta autoestima, confianza en sus capacidades y un sentido de pertenencia.
¿Y tú? ¿Has leído este post? ¿Qué conclusiones sacas? ¡Te leemos!