Proceso de mediación
El ESPACIO FÍSICO donde se desarrolle la sesión informativa, es un factor esencial a tener en cuenta para conseguir que las partes se decidan por apostar por la mediación como método para intentar resolver el conflicto que les ha llevado hasta allí.
A través de la distribución del lugar donde se va a desarrollar la sesión, debemos buscar dar protagonismo de las partes y promover la comunicación directa entre ellas, favoreciendo que las partes se sientan cómodas. Es recomendable que se sienten en asientos próximos, todos al mismo nivel que los mediadores/as y buscando que pueda haber una comunicación y contacto visual directo.
Las partes pueden llegar con dudas o miedos, por lo que debemos evitar “espantarlos” con un lugar frío. Cuida que la temperatura sea la adecuada, que no haga excesivo calor ni frío. Puedes tener agua para ofrecerles y es recomendable poner una caja de pañuelos de papel a su disposición.
El color de las paredes también es importante para crear un clima agradable, evitando colores estridentes y optando mejor por colores suaves. Es conveniente que las paredes no estén vacías, para crear una sala más acogedora.
Debemos elegir un mobiliario cómodo y no recargado. Se puede optar por trabajar en un espacio con mesa o sin mesa, dependiendo del gusto del mediador/a. Si elegimos trabajar alrededor de una mesa, nos decantaremos por una de tipo redondo y cristal, de forma que favorezca una buena comunicación verbal, y especialmente no verbal, no solo como forma de facilitar el entendimiento entre las partes, sino contribuyendo a trabajar la empatía fundamental para comprender el estado anímico del otro.
Distribución de las partes
Otra cuestión a tener en cuenta será la distribución física de los intervinientes.
Caben tres posibilidades igualmente válidas y será el mediador/a, en este caso, quien deba tomar esa decisión de antemano.
- La primera de estas opciones será la de asignar el lugar y silla que ocupará cada uno y, sobre todo, tenerlo claro antes de que lleguen las partes. Por supuesto, cada integrante deberá disponer de una silla independiente.
- La segunda de estas opciones es la que aplica, por ejemplo, Marinés Suares. Ella, prefiere invitar a las partes a que elijan su asiento primero y que sean los comediadores los que ocupen ocupar los restantes, favoreciendo con ello el sentimiento de comodidad y capacidad de decisión desde el principio.
- Una tercera opción, quizás la que más dudas pueda provocar en el mediador/a, es la de no utilizar mesa. La ausencia de barreras mobiliarias puede ocasionar dos sentimientos en las partes: por un lado, se puede interpretar como un “me levanto y me voy cuando quiera”, entendiéndose como una expresión de libertad lo que cumple ese principio elemental de “voluntariedad” de iniciar y continuar el proceso, o bien, el sentimiento de exposición, inseguridad de que nada te protege. En esta última opción sobre la distribución de las partes, recomendamos estudiar muy bien el perfil de nuestros mediados/as, antecedentes, analizar cómo se comportaron la primera vez que les vimos y, sobre todo, si esta es la forma en la que queremos llevar a cabo cada sesión, lo que nos dará mucha información será tener ese primer contacto de igual forma, es decir, sin mesa.
Continuando en línea de lo expuesto en el párrafo anterior, lo más recomendable es que los mediados no ocupen lugares que, “a priori” les enfrente, sino más bien se sientan en igualdad de condiciones y equilibre el sentimiento de poder, en este caso, el ángulo recto podría ser la mejor de las distribuciones (aunque se mencione un ángulo recto, traslademos este concepto a la mesa sea redonda). El mediador/a deberá ocupar un lugar en el que pueda estar a la misma distancia de las partes y no perder nunca el contacto visual con ellas, facilitando la comunicación y pudiendo desviar los reproches y críticas que se suelen producir a menudo entre las partes.
Algo que no debemos ¡obviar!: Respetar la distancia mínima entre las partes. Si la distancia es demasiado pequeña la situación puede ser violenta y si es excesiva favorecerá que la discusión se realice en términos demasiado formales.
A la hora de controlar el tiempo de duración de cada sesión nos será útil colocar estratégicamente un reloj en la pared, por ejemplo de espaldas a los mediados. Esto nos permitirá mirar el reloj disimuladamente para evitar que nuestro control del tiempo pueda interpretarse como un gesto de hastío o de desinterés.
En definitiva, se trata de crear un clima en el que las partes se sientan cómodas, en un ambiente que les genere la confianza que les permita sentarse a hablar y buscar una solución al conflicto que les ha llevado hasta allí.