La familia transita por diferentes momentos que la constituyen como institución. Los roles se van definiendo paulatinamente a medida que se van incorporando individuos a la misma. En el caso de los abuelos cabe decir que en la actualidad tienen un papel crucial en el cuidado y la educación de los nietos, ya que en no pocas ocasiones “cubren” aquellas horas en las que los padres (por diversas cuestiones laborales y personales) no pueden hacer frente a dichas tareas mencionadas. No son pocas las veces en las que surgen problemas entre los padres y los abuelos debido a que consideran que la educación que estos últimos es demasiado severa o laxa, siendo este uno de los mayores conflictos que existen entre ambas figuras de tutorización de los menores.
Un informe de National Poll on Children’s Health del C.S Mott Children’s Hospital, señala que la fuente más común de conflictos intergeneracionales tiene que ver con la disciplina
Según un reciente informe de National Poll on Children’s Health del C.S Mott Children’s Hospital,la fuente más común de conflicto entre abuelos y padres en cuanto a los nietos tiene que ver directa o indirectamente con la disciplina. La encuesta, en la que se fundamentó el informe (pasada a 2016 padres y madres con hijos menores de 18 años) reveló que el 57% de los padres indicaron haber tenido algún tipo de desacuerdo a causa de problemas de comportamiento. El 40% de los padres que indicaron haber tenido desacuerdos dijeron que se debieron a que los abuelos eran demasiado tolerantes con los nietos, mientras que el 14% dieron a conocer que la mano dura de los abuelos causaba dichos desacuerdos.
Igualmente, en muchas ocasiones en donde se dan problemáticas familiares como la separación de los progenitores e incluso el fallecimiento de alguno de los mismos, los abuelos tienen dificultades para ver a sus nietos con cierta regularidad. Circunstancia que se recrudece en determinadas fechas señaladas como pueden ser: las fiestas navideñas, los cumpleaños o las vacaciones. Es el momento donde los abuelos se preguntan si existe algún instrumento legal para ejercer sus derechos a ver a sus nietos.
Ante estas problemáticas dadas a conocer, el mediador familiar debe constituirse como un guía y catalizador a través del diálogo multidireccional que potencie el análisis reflexivo de las partes para que sean conscientes de los causantes de las situaciones conflictivas.
Por todo lo descrito, los objetivos que se persiguen con la mediación familiar son los siguientes:
- Construir relaciones y favorecer la comunicación, elevando la satisfacción psicológica y personal.
- Disminuir tensiones y fomentar el comportamiento pacífico, alentando la cooperación.
- Limitar las consecuencias negativas para los hijos tras un divorcio.
- Asumir la nueva situación familiar.
- Trabajar los sentimientos de culpabilidad.
- Proporcionar una información adecuada para todos los miembros de la familia.
- Permitir que las responsabilidades sean asumidas por los participantes.
- Ajustar los acuerdos u opciones a las necesidades reales.
- Favorecer la flexibilidad y la colaboración ante los cambios.
- Permitir gestionar sus propios acuerdos a los miembros de una familia.
- Favorecer las conductas responsables, especialmente respecto a los acuerdos tomados en relación con los/as hijos/as.
- Devolver la responsabilidad a las partes en conflicto, tanto respecto de los acuerdos que puedan adoptar relativos a los hijos, o los pactos de derecho disponibles que puedan convenir.
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Preceptos para propiciar una buena relación intergeneracional basada en la educación y en el cuidado
En lo relativo a la mediación entre abuelos, padres y nietos, hay que tener claras una serie de preceptos para propiciar una relación fundamentada en la educación y el cuidado como tareas conjuntas, donde los roles son distintos. Claves a tener en cuenta, propiciadoras de una relación fructífera:
- Tener claro el papel de cada cual: Se suele decir, en el dicho popular, que los padres crían y los abuelos malcrían. Sin embargo, la función de los abuelos no es en ningún sentido usurpar el papel de los padres ni suplantarlos continuamente. Con lo cual, la exigencia hacia padres y abuelos debe estar fundamentada en la responsabilidad compartida, sabiendo que los padres son los verdaderos artífices de la educación de sus hijos.
- La gratitud como “moneda de cambio”: El hecho de mostrar el amor incondicional a los nietos ya es motivo suficiente para estarles “eternamente agradecidos”. Por tanto, es crucial mostrarles gratitud no sólo porque lo merecen, sino como enseñanza para los hijos.
- Fomentar la creación de un vínculo fuerte abuelos-nietos: Realizar acciones que favorezcan una relación de confianza y complicidad contribuirá a que los hijos vean en sus abuelos unos referentes y aliados.
- Mantener una comunicación clara y asertiva: Dar a conocer aquello que se considera que no es adecuado para la educación de los hijos o que puede estar transmitiéndoles un mensaje confuso. Expresar lo que ha molestado, qué y debatir sobre cómo resolver estos pequeños conflictos o malentendidos ayudan más que un reproche airado.
- Las necesidades de los abuelos y sus puntos de vista: Los abuelos tienen derecho a cuidarse, a tener sus planes y tener su propia vida por muy abuelos que sean. E, igualmente, tienen derecho a tener su propio estilo y visión de su relación con sus nietos. Respetar estos derechos ayudará a crear una relación más armoniosa y sana entre padres, hijos y abuelos.
A fin de cuentas, FUERON QUIENES NOS EDUCARON Y EN GRAN PARTE LE DEBEMOS LO QUE SOMOS A NIVEL PERSONAL