Qué habilidades y conocimientos debe tener un/a mediador/a, y cómo puede ayudar a las partes a llegar a acuerdos justos y equitativos.
La mediación es una metodología muy valiosa y efectiva para resolver conflictos y construir consenso. En este escrito exploraremos algunas competencias clave que debe poseer la persona mediadora para acompañar eficazmente a las partes enfrentadas en la creación de acuerdos sostenibles y satisfactorios.
¿En qué consisten las habilidades con las que tiene que contar un mediador y mediadora?
La cualificación del profesional de la mediación ha de ser tanto formal, como continua, después. Para acceder a los cursos específicos que otorgan el titulo de mediador, es primordial haber cursado un Gdo. Universitario o FP de gdo. superior. La paciencia, la flexibilidad, el buen ánimo, la sencillez, autenticidad, o sutileza, son características que frecuentemente hallaremos en los profesionales de la mediación. Veamos, además, algunas habilidades y conocimientos clave que deben poseer:
- Comunicar claramente y escuchar de manera activa. Ello permite establecer un ambiente de confianza, diálogo constructivo y respeto mutuo. Preguntar, escuchar y reformular, es esencial en mediación.
- Empatizar velozmente para reconocer las perspectivas y emociones de cada parte, identificando sus intereses y necesidades, no solo extrínsecas, sino también intrínsecas.
- Mantener la neutralidad e imparcialidad con firmezapara facilitar eficientemente la construcción de consenso entre las partes, mostrando, en todo momento, una actitud equilibrada y serena.
- Analizar y sintetizar situaciones de conflicto. Identificar las raíces del conflicto y hacer buenas preguntas para ayudar a las partes a generar opciones de solución, es una de las competencias más transvásales y complejas que ha de poseer el profesional de la mediación.
- Gestionar emociones y ayudar a las partes a expresar sus sentimientos de manera constructiva y equilibrada.
El liderazgo como valor diferencial para el/la mediador
Como competencia transversal a las anteriores, y clave para promover el intercambio creativo desde la imparcialidad, quiero destacar la destreza para ejercer un liderazgo mediador, de tal manera que las partes enfrentadas encuentren más atractivo el negociar hacia el acuerdo que el no hacerlo. En este sentido, promover micro-acuerdos y pequeñas alianzas, implica estimular, de forma permanente, la creatividad de las partes enfrentadas. Para ello, una herramienta como la de los atractores motivacionales, facilita al mediador contextualizar el conflicto, proporciona directrices claras y permite generar niveles de dialogo e intercambios constructivos, considerando los estilos de pensamiento y las motivaciones de los participantes.
¿Qué son los atractores motivacionales?
Los atractores motivacionales son 6 y el/la mediador/a los usa para orientar sus preguntas y reformulaciones a lo largo de todo el proceso. Lo hace partiendo desde el atractor predominante que define la postura de cada parte enfrentada, orientando a futuro hacia el atractor que le sigue en complejidad. Por ejemplo, desde Seguridad orientaríamos a Poder, desde Poder, a Deber, desde Deber a Éxito Personal, desde Éxito a Pertenencia y, desde Pertenencia, a Integración. Aplicar atractores motivacionales exige al profesional ser capaz de contemplar el conflicto desde su complejidad y con objetividad plena.
Lograrlo sirve para ayudar a las partes a identificar sus intereses compartidos y trabajar hacia soluciones que satisfagan sus necesidades mutuas. Además, se trata de una herramienta que da importancia a la satisfacción de las necesidades intrínsecas de las partes enfrentadas, favoreciendo la creación de acuerdos verdaderamente sostenibles y valiosos.
¿Cuáles son las competencias con las que debería contar un/a mediador/a?
Por último, me gustaría reparar sobre la revolución que tenemos en ciernes debido a los avances tecnológicos, comunicativos y, sobre todo, de construcción de conocimiento gracias a la IA. Lo que ahora consideramos complejo, pronto no lo será dando paso a infinidad de nuevos retos que las personas tendrán que afrontar con un único valor susceptible de ser añadido de su parte: su creatividad. Lógicamente, los conflictos también se transformarán y la figura del mediador se erigirá, aun con más prominencia, como la de un gestor de complejidad, capaz de facilitar la creación de soluciones dentro de la única parcela a la cual la tecnología no accede: la de la intuición.
En este sentido, la capacidad de empoderar a sus clientes dentro del mantenimiento de un criterio autónomo e informado, se convertirá en un esencial aporte del profesional de la mediación, capaz de facilitar el chispazo creativo y la generación de lo completamente nuevo.
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