Una guerra es siempre un importante foco mediático, y más si esta trascurre a escasos kilómetros de la Unión Europea.
Como todo conflicto, claramente representa una oportunidad, y eso es algo que siempre debemos tener en cuenta las personas que nos dedicamos a la mediación.
En este caso no solo representa la posibilidad de volver a darnos cuenta de cuanto mal hace una guerra, sino que además ya sabemos que gane quien gane, aportará un estado ruinoso a ambos países. Ya se habla que este conflicto representará un 40% de PIB del año que viene en Ucrania y un 10% de la propia Rusia. Como vemos, la guerra al igual que los pleitos, son costosos y no solucionan los problemas.
Pero volviendo a la oportunidad, esta guerra está representando varias claras oportunidades desde el punto de vista intercultural; la primera es que estamos “re-conociendos”. Efectivamente, con esta invasión hemos vistos como la sociedad española ha reaccionado ante una situación donde aquellas personas que sufren el desplazamiento y la marcha obligatoria de sus hogares, son parecidos a nosotros y cómo somos capaces de ser más o menos solidarios dependiendo del grupo étnico, religioso o cultural que tiene el problema.
Vemos cómo de alguna manera, el prejuicio y el estereotipo habita en nosotros y el/la mediador/a debe ser consciente que en nuestro subconsciente común no somos todos iguales.
Estos es algo que pesa, pero que como buen desactivador del conflicto, como un buen TEDAX de la mediación, tenemos que desactivar.
Otra oportunidad clara que representa el conflicto, es sobre todo en esa misma atención a los desplazados y refugiados, ver cómo somos capaces de adaptarnos y gestionar a un numeroso grupo de personas que además tiene unas características verdaderamente diferentes a los migrantes de tipo económico, ya que estas personas que ahora viven en los centros de recepción de refugiados, hasta hace poco más de dos meses, tenían una vida normalizada. Un mediador intercultural competente es aquí verdaderamente una pieza clave en esa gestión.
Y como tercera oportunidad. Estamos aprendiendo que gran parte del conflicto tiene unas connotaciones históricas, y sobre todo lingüísticas, donde las autoproclamadas republicas del Donetsk y Lugansk, siempre han tenido la especificidad de ser rusófilas. La lengua como diferencia, pero a la vez la lengua como piedra angular de muchas de nuestras identidades múltiples que no tiene por qué ser en si excluyente.
Mediación antes que pleitear o guerrear. La Mediación siempre como oportunidad.
Ciertamente , cuando comenzó esta guerra, lo primero que se me vino a la mente fu la figura del mediador intercultural. Cantidad de vida, afectos, costumbres, hábitos se vieron desmoronados de un minuto a otro, . La vida cambió en un instante para toda aquella gente que indefectiblemente decidió partir…y no por nuevos objetivos o experiencia de vida, se vieron obligados brutalmente a hacerlo debiéndose incorporar casi por instinto a una nueva cultura, a un nuevo país….
La posibilidad de co actuar entre culturas, es una práctica que requiere de mucha empatía, de diálogo , de comprensión …
Ese es el objetivo del mediador intercultural.